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Los letrados celebran a su patrona Nuestra Señora del Buen Consejo

El turno de oficio y la necesidad de que la Administración reconozca el trabajo de los abogados que prestan este servicio, volvió a estar presente  en la celebración de la festividad de Nuestra Señora del Buen Consejo, patrona del Colegio de Abogados de Teruel. Uno de los letrados homenajeados por cumplir un cuarto de siglo colegiados en Teruel, Raúl Vicen, incidió en ello y pidió que se acabe con el “trato discriminatorio” que sufren.
Esta es una de las demandas que todos los años aflora en esta celebración del Colegio de Abogados de Teruel, en la que ayer se homenajeó a 8 colegiados que cumplían 25 años como tales, a la vez que se rindió un reconocimiento al abogado Pedro Gómez López al cumplir 50 años de ejercicio profesional.

Las celebraciones de Nuestra Señora del Buen Consejo estuvieron presididas por los decanos de los tres colegios de abogados aragoneses, Alfonso Casas (Teruel), Ángel García Bernués (Huesca) y Antonio Morán (Zaragoza), que es también presidente del Consejo Aragonés de la Abogacía.
Los letrados que fueron homenajeados por cumplir 25 años colegiados en Teruel fueron José Luis Fortea Gorbe, Igancio Gallego Vázquez y Vicente Giner Calatayud, que no pudieron asistir, y Julián Bonafonte Serrano, María Pilar Rabadán Giménez, Raúl Vicen Uribarri, Jesús Jubierre Cros y Pilar Roqueta Galve, que sí asistieron y que dirigieron unas palabras al público asistente.
Fue en esas intervenciones en las que Raúl Vicen pidió una mayor consideración hacia el turno de oficio porque sigue sin ser atendido por la Administración como debería ser, a pesar de que este servicio es garante de la tutela judicial efectiva, algo fundamental en un Estado de derecho.

Raúl Vicen destacó el “calor y apoyo” que ofrece el Colegio de Abogados a los letrados, algo que a su juicio se está perdiendo en las grandes ciudades. Denunció por otra parte ensu intervención el “trato discriminatorio de la Administración al turno de oficio”.
Reconoció que el Colegio de Abogados de Teruel es uno de los “más reivindicativos” en este tema, pero consideró que “no es suficiente”. “En verdad es justo y necesario que se mejoren las prestaciones económicas y materiales del turno de oficio”, dijo, a la vez que agradeció el apoyo de su mujer como un referente suyo y apostó por “una sociedad más humana y más justa”.
Julián Bonafonte, otro de los homenajeados , reflexionó sobre la labor que ejercen los abogados en asuntos fiscales, financieros, tributarios y laborales, ante la introducción de otras figuras, y se mostró partidario de profundizar en esos asuntos desde la carrera profesional para que los letrados no se queden solo para atender cuestiones de derecho civil y penal. Abogó igualmente por la necesidad de ser capaces de apuntarse a las nuevas tendencias como la mediación y el arbitraje.

Ejercicio artesanal
Pilar Roqueta, otra de las intervinientes, reflexionó por otra parte sobre el futuro de esta profesión en una provincia “tan dura y con grandes retos”, donde los abogados hacen un trabajo “artesanal” al tener que buscar “soluciones individuales en un mundo global”.
Quien ha conocido la evolución de la abogacía en Teruel durante el último medio siglo es Pedro Gómez López, que ingresó en el Colegio de Abogados en 1968 y que ayer recibió un homenaje por sus 50 años de ejercicio.
Gómez López fue decano del Colegio de Abogados de Teruel desde 1989 hasta el año 2000, tal como recordó Manuel Gómez Palmeiro, que fue quien se encargó de glosar la figura del homenajeado, uno de los tantos letrados que a lo largo de su carrera profesional han tenido que ejercer esa profesión como un “batallar continuo”, agravado en los últimos años por la incorporación de las nuevas tecnologías y los cambios legislativos.
Pedro Gómez recordó cuando esta profesión se ejercía sin las ventajas tecnológicas que se tienen ahora, pero lamentó que en el momento actual el ejercicio profesional se ha complicado por el cambio constante delordenamiento jurídico,así como por la falta de un criterio unánime de los tribunales, lo que deja a los letrados sumidos en la “inseguridad jurídica”.